Vestidos ceñidos que cubrían a esculturales modelos, luces neón que iluminaban la exclusiva piscina del roof del Hotel Palacio Mundo Imperial, un DJ inmerso en su consola, que mezclaba los más recientes éxitos de la música pop, urbana y electrónica junto a un banquete caracterizado por un frenesí de formas y colores, parecían todo un espectáculo visual que culminaba en la importante presencia de los más destacados y populares tenistas de la actualidad. ¡Buenos festejos! Así es, si algo supo hacer bien el Abierto Mexicano de Tenis (ATM), fueron sus enormes eventos de bienvenida.
El pasado fin de semana se llevó a cabo la inauguración del AMT en las costas de Acapulco. El popular Hotel Princess Acapulco llenó sus pasillos y estancias de numerosas figuras públicas: desde los máximos exponentes del tenis hasta influencers con miles de seguidores en todas su redes. Los organizadores no se lo tomaron a la ligera, pues a los invitados y protagonistas del evento se le recibió con una reunión exclusiva dentro de la zona diamante.
Fotógrafos y meseros se encontraron primero en el lugar: una suite cuya entrada no preparaba algo emocionante, sino que simplemente lucía como cualquier puerta de cualquier hotel, sin embargo, lo que la diferenciaba era que estaba custodiada por dos alegres personas: un hombre con un aspecto elegante, pero casual y una mujer que asimilaba este estilo también, aunque tranquilos ellos eran los que decían si entrabas o no.
Una vez dentro, una mesa de vidrio con acabados en madera sostenía una variedad increíble de aperitivos; pan de todo tipo que encajaba en perfecta sintonía con las medias lunas de higos y los triángulos de queso; todo preparado para recibir a Rafael Nadal, Diego Chapman y Santiago González; quienes se encontraban rodeados de un círculo de conocidos que tenían que abandonar por momentos cuando se acercaba un tenaz fotógrafo pidiendo una fotografía.
La estética del lugar se caracterizaba por los tonos púrpuras y azulados que otorgaban al recinto una estética vibrante, la luces resaltaban la belleza de las modelos, pero entre todas ellas destacaban los rostros de dos mujeres que, aunque también se dedican a las pasarelas, eran parte importante del evento debido a su música, pues armonizaron el Kid’s Day y la posterior cena de gala que daba el aviso oficial de comienzo del torneo: Natalia & Esther
Las dos forman un dúo musical que está en ascenso pues aunque las dos tienen conocimiento en el área de DJ’s, tratan de llevar sus producciones más allá y combinan la destacada melodía del violín con los poderosos ritmos de la música electrónica; siempre arregladas y con outfits increíbles, fueron las primeras en retirarse del lugar, después de conversar por unas horas con Charlie Albo y Erubey de Anda, influencers con miles de seguidores en redes y con un gusto abismal por las selfies.
Luis Fonsi dejó un espacio vacío en el recinto, pues no se presentó ese día; fue hasta el domingo que el cantante puertorriqueño llegó a la alfombra roja del Princess hotel vistiendo una camisa polo de un vibrante color fucsia, bermudas blancas y unos lentes de sol negros que, aunque necesarios debido al asfixiante clima, no permitían a los fotógrafos y reporteros sacar todo el potencial a la imagen del cantante.
Fonsi, llegó en el momento indicado, pues si algo se robó los primeros días de celebración, fue el magno evento del domingo en la noche: una fiesta caracterizada por el color blanco llegó a las costas acapulqueñas. El evento “White Party”
comenzó alrededor de las 9 de la noche, cuando terminaron las actividades abiertas al público general.
La gala sorprendió a los medios nacionales e internacionales, pues todas las figuras importantes del evento estaban reunidas en un sólo recinto, claramente los tenistas eran protagónicos, pero el mundo del espectáculo y de la política también hacían armonía. La alfombra roja lució un show espectacular que sólo podía ser precedido por una elegante cena ambientada por la música de Natalia & Esther, un escenario con pantallas LED que proyectaba las más psicodélicas secuencias y el broche de oro: fuegos artificiales que iluminaron el cielo de Acapulco. La música y el tenis nunca se habían llevado tan bien hasta esta noche.
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